Las empresas que utilizan la metodología Agile involucran al cliente desde el principio y someten el proyecto a una evaluación continua, en reuniones cada dos semanas, para resolver con agilidad los problemas en un clima de colaboración
El proyecto de crear una web, casi imperativa sea cual sea la empresa en estos tiempos de digitalización, sirve como ejemplo. Si se siguiera un modelo de organización tradicional, el cliente encargaría el trabajo a una empresa especializada y esta lo entregaría en tiempo y forma. El resultado sería un sitio web técnicamente perfecto fundamentado en las instrucciones que el cliente dio al principio del proyecto. Aunque el resultado, tras varios meses en los que es posible que los intereses cambien, puede resultar inapropiado, obsoleto o inservible. Si este mismo trabajo lo realiza una compañía que practica la metodología Agile, se involucra al cliente desde el inicio y van buscando soluciones conjuntamente a problemas que surjan o a necesidades nuevas. El equipo se reúne cada dos semanas y presenta sus avances, se desbloquean problemas y se priorizan tareas para no estancarse.
En el caso de la página, puede ocurrir que la idea original de crear un sitio web en el que se navegue de forma horizontal resulte incómodo para el usuario por ejemplo, por lo que antes de que sea demasiado tarde se modifica. O, en el caso de incluir una tienda en línea, el carrito de la compra guarda el producto de forma ilimitada, lo que provoca conflictos de estocaje. Son cuestiones que van surgiendo y que se resuelven de forma continua durante el desarrollo del proyecto. No se avanza en línea recta, pero se llega en mejores condiciones al destino.